GEMINNESSE HERNÁNDEZ
NUTRICIONISTA DIETISTA
MGTER. NUTRICIÓN DEPORTIVA Y ACTIVIDAD FÍSICA
ESP. SÍNDROME METABÓLICO Y RIESGO CARDIOVASCULAR
@geminnessenutricion
Cuando pensamos en nutrición, es común creer que un plan de alimentación se basa solo en el peso o en el Índice de Masa Corporal (IMC). Sin embargo, los nutricionistas sabemos que el cuerpo es mucho más complejo
Cómo los Nutricionistas Diseñamos un Plan de Alimentación Personalizado
Los indicadores no reflejan toda la realidad de una persona. Para diseñar un plan alimenticio realmente efectivo y saludable, evaluamos múltiples factores, desde la composición corporal hasta los hábitos y objetivos individuales.
Más Allá del Peso: ¿Qué Evaluamos los Nutricionistas?
El peso por sí solo no nos dice si una persona está saludable. Dos individuos con el mismo peso pueden tener composiciones corporales muy distintas. Es por eso que nos enfocamos en otros parámetros clave:
1. Porcentaje de Grasa Corporal
Este es un dato fundamental, ya que el exceso de grasa corporal puede aumentar el riesgo de enfermedades metabólicas, mientras que un porcentaje demasiado bajo puede afectar la función hormonal y el rendimiento físico. Los valores ideales dependen de la edad, el sexo y la actividad física.
• Para mujeres, un rango saludable suele estar entre 20% y 30%.
• Para hombres, entre 10% y 20%.
Cuando diseñamos un plan de alimentación, buscamos optimizar la composición corporal, no simplemente reducir peso.
2. Grasa Visceral: La Grasa que No Vemos
La grasa visceral se encuentra alrededor de los órganos internos y tiene un impacto directo en la salud metabólica. A diferencia de la grasa subcutánea (que está bajo la piel), un exceso de grasa visceral aumenta el riesgo de resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Incluso personas con un peso considerado “normal” pueden tener niveles elevados de grasa visceral. Esto resalta la importancia de no basarnos únicamente en el IMC para evaluar la salud.
3. Masa Muscular: Más Músculo, Mejor Salud
El músculo no solo es importante para la fuerza y el rendimiento deportivo, sino que también influye en el metabolismo. Una mayor cantidad de masa muscular ayuda a mantener una mejor composición corporal que previene y reduce el riesgo del desarrollo de la sarcopenia (pérdida de músculo con la edad) y en consecuencia osteoporosis.
Los planes de alimentación deben enfocarse en preservar y desarrollar masa muscular, combinando una ingesta adecuada de proteínas con actividad física, especialmente entrenamiento de fuerza.
4. Hidratación y Distribución de Líquidos
El estado de hidratación influye en el rendimiento físico, la digestión y la salud celular. La retención de líquidos, en cambio, puede indicar inflamación o problemas circulatorios. Evaluar la distribución de líquidos en el cuerpo nos ayuda a detectar desequilibrios que pueden corregirse con ajustes en la alimentación y el estilo de vida.
Factores Claves en un Plan de Alimentación
Además de la composición corporal, los nutricionistas analizamos múltiples factores para diseñar una alimentación personalizada:
• Gasto energético y metabolismo: No todas las personas queman calorías al mismo ritmo. La tasa metabólica basal (TMB) nos indica cuántas calorías necesita el cuerpo en reposo.
• Hábitos y horarios: No es lo mismo una persona que trabaja de noche que alguien con un horario regular. Ajustamos las comidas según el estilo de vida.
• Preferencias y restricciones alimentarias: Un plan efectivo debe ser sostenible y adaptarse a los gustos y necesidades de cada persona.
• Salud digestiva y microbiota: Problemas como hinchazón, estreñimiento o intolerancias pueden afectar la absorción de nutrientes y deben considerarse en el diseño del plan.
• Objetivos personales: Ya sea mejorar el rendimiento deportivo, perder grasa o ganar músculo, cada plan debe alinearse con la meta del paciente.
La nutrición no se trata solo de contar calorías o bajar de peso, sino de mejorar la composición corporal y la salud a largo plazo. Como nutricionistas, nuestra labor es evaluar múltiples factores para diseñar un plan de alimentación equilibrado, adaptado a cada persona y basado en la ciencia.
Al dejar de enfocarnos únicamente en el IMC y valorar aspectos como la grasa corporal, la masa muscular y la salud metabólica, podemos ayudar a las personas a lograr un bienestar real y sostenible.