Mgstr. Geminnesse Hernandez
Nutricionista-Dietista
Esp. Nutrición en Actividad física y Deporte
Esp. Síndrome Metabólico y Riesgo Vascular
La alimentación es un aspecto fundamental para el desarrollo físico, mental y emocional de los niños. Sin embargo, muchos padres se enfrentan al problema de que sus hijos no comen lo suficiente o rechazan ciertos alimentos. ¿Qué hacer ante esta situación? ¿Cómo asegurar una nutrición adecuada para los pequeños? En este artículo, te ofrecemos algunos consejos y recomendaciones para mejorar la alimentación de los niños que no comen mucho.
Existen diversas causas que pueden explicar la falta de apetito o el rechazo a la comida en los niños. Algunas de ellas son:
– Causas orgánicas: algunas enfermedades, alergias, intolerancias o problemas digestivos pueden afectar al apetito. En estos casos, es importante consultar con el pediatra para descartar o tratar cualquier patología que pueda interferir con la alimentación.
– Causas psicológicas: el estrés, la ansiedad, la depresión, los conflictos familiares o los problemas escolares pueden influir en el estado de ánimo de los pequeños y hacer que pierdan el interés. También puede haber una alteración del vínculo materno-familiar que dificulte la relación con la comida desde la lactancia.
– Causas conductuales: algunos chicos pueden desarrollar hábitos alimentarios inadecuados por imitación, rebeldía, manipulación o falta de educación nutricional. Por ejemplo, pueden preferir alimentos poco nutritivos que les quitan el apetito, como las bebidas azucaradas, los dulces o los snacks tipo chatarra. O pueden negarse a probar alimentos nuevos por miedo o desconfianza.
En la mayoría de los casos, simplemente no es su prioridad, pues prefieren invertir su tiempo y atención jugando o entretenidos en otros asuntos, por lo que la comida, les representa tiempo perdido para sus actividades.
La alimentación insuficiente o desequilibrada puede tener efectos negativos en la salud , el crecimiento, desarrollo y el bienestar de los niños. Algunas de las consecuencias más frecuentes son:
– Falta de energía y vitalidad: los niños que no comen lo suficiente pueden sentirse cansados, débiles, irritables o apáticos. Esto puede afectar a su rendimiento escolar, a su actividad física y a su sociabilidad.
– Deficiencias nutricionales: Aquellos que no comen lo suficiente o que rechazan ciertos alimentos pueden tener carencias de nutrientes esenciales para su crecimiento y desarrollo, como las proteínas, el calcio, el hierro, las vitaminas o los minerales. Esto puede provocar anemia, osteoporosis, retraso del crecimiento, problemas dentales o inmunológicos, entre otros.
– Trastornos alimentarios: los que no comen lo suficiente o que rechazan ciertos alimentos pueden desarrollar una relación problemática con la comida que derive en trastornos como la anorexia, la bulimia o el atracón. Estos trastornos pueden tener graves consecuencias para la salud física y mental de los niños.
Para mejorar la alimentación en los infantes que no comen mucho, es importante adoptar una serie de medidas que favorezcan el apetito y el gusto por la comida. Algunas de estas medidas son:
– Ofrecer una dieta variada y equilibrada: es conveniente incluir en el menú diario alimentos de todos los grupos (cereales, granos, vegetales, frutas, lácteos, carnes, pescados y huevos) y evitar el exceso de grasas, azúcares y sal. También es importante respetar las preferencias y aversiones de cada niño, siempre dentro de unos límites razonables.
– Establecer horarios y rutinas: es aconsejable fijar unas horas regulares para las comidas y evitar picar entre horas. Así se evita que el niño pierda el hambre o se llene con alimentos poco nutritivos. También se recomienda crear un ambiente tranquilo y agradable durante las comidas, sin distracciones como la televisión, los juguetes o el móvil.
– Comer en familia: es beneficioso que coman junto con sus padres o hermanos, ya que así pueden aprender hábitos alimentarios saludables, compartir experiencias y disfrutar de la comida. Además, se puede aprovechar para elogiar al niño cuando come bien y reforzar su autoestima.
– Fomentar la participación: es bueno que los chicos participen en la elección, la preparación y la presentación de los alimentos, siempre bajo la supervisión de un adulto. De esta forma, se les puede enseñar el valor de la comida, se les puede estimular la curiosidad y se les puede hacer sentir más implicados y motivados.
– Ser flexibles y creativos: es conveniente adaptarse a las necesidades y gustos de cada niño, sin imponer ni forzar. Se puede recurrir a la imaginación y al juego para hacer más atractivos los alimentos, por ejemplo, cortándolos en formas divertidas, combinándolos de diferentes colores o inventando historias o nombres originales. Recuerde no sobrecargar los platos, pues los niños se abruman al ver tanta comida que deben terminar y deciden no comerla porque se ve interminable. Es mejor servir poco y repetir si desea algún alimento.
Si su pequeño se mantiene activo, animado, en el colegio le va bien, está alerta, juega, no ve cambios es su estado de ánimo, no debe preocuparse por forzar a que coma más de lo que pide, pero no deje de invitarlo a variar su alimentación, esto es un trabajo constante que toma tiempo y paciencia. No todos los niños son iguales.
En conclusión, la alimentación en aquel porcentaje de esa población infantil, que no comen mucho es un tema que preocupa a muchos padres, pero que tiene solución si se siguen unas pautas adecuadas. Lo más importante es transmitir a las nuevas generaciones el placer de comer y el cuidado de su salud, sin caer en el conflicto o la angustia. Con paciencia, amor y sentido común, se puede lograr que estas personitas coman lo suficiente y lo necesario para su óptimo desarrollo.