Desde que los tambores de guerra entre el grupo terrorista Hamas e Israel estallaron el 7 de octubre pasado la pérdida de vidas hasta finales de 2023 ha sido de “21.320 muertos y 55.603 heridos”, según informa el sitio rtve.es.
No hay que pasar por alto que la recién transcurrida Navidad una época a la que llegan muchos peregrinos a Tierra Santa con el propósito de conocer la iglesia de la Natividad, el sitio donde se cree que nació Jesucristo, en Cisjordanía, ya que según una publicación de la agencia EFE todo en este importante lugar es “escombro y alambrada”.
Y es que esta tierra por contradictorio que suene es el centro espiritual tanto para judíos, cristianos y musulmanes. Como recordamos por muchos de aquellos sitios Cristo pasó gran parte de su vida.
Pierbattista Pizzaballa patriarca latino de Jerusalén de acuerdo con esta agencia considera que “No hay ambiente navideño por la guerra, una guerra terrible”.
Tampoco hay que pasar por alto la cantidad de refugiados expresada por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), que registra que la evacuación israelíes ha provocado un éxodo de más de 150.000 personas de acuerdo con el sitio español RTVE.
Este es otro de los problemas comunes en todo enfrentamiento, generando dificultades con la distribución de los alimentos y medicinas.
Durante los 7 días de tregua de acuerdo con France24.com 108 israelíes secuestrados por Hamas fueron liberados a cambio de 240 palestinos, que en su mayoría eran menores de edad. Este medio también menciona la opinión del experto internacional Bryan Acuña “en el caso de Israel, la obtención de algunos rehenes con vida es el beneficio más claro (…), Al igual que Hamás ha sabido jugar con la carta de que respeta la vida de lo rehenes a nivel mediático”.
A pesar de todo lo caótico durante este veranillo ambos bandos han podido también pensar en lo humano, que más allá de toda idea y creencia es los más importante.
Esto no solo es un conflicto territorial ya que también salen a relucir las diferencias religiosas, situación que como todos sabemos es tan ancestral como una tradición.
Aunque se vea difícil de que se concrete cada unas de las partes y la comunidad internacional como en muchas otras crisis debe buscar un alto al fuego definitivo con el objetivo de que las aguas vuelvan a su nivel acostumbrado.