El embarazo es un período de grandes cambios para el cuerpo de una mujer. Las hormonas
fluctúan, los niveles de energía cambian y surgen nuevos desafíos. Un desafío que
enfrentan algunas mujeres es la diabetes gestacional, una afección en la que los niveles de
azúcar en la sangre aumentan durante el embarazo, dice la Dra. Summer Allen, médica de
familia en Mayo Clinic que ofrece atención prenatal.
“Durante el embarazo, muchas cosas cambian en el cuerpo de la mujer. Sus hormonas
están cambiando, y eso es una gran parte de lo que conduce a las náuseas, los vómitos y las
fatigas iniciales del embarazo. Estos mismos cambios hormonales también pueden afectar
el control de la glucosa en la sangre, lo que lleva a la diabetes gestacional en algunas
mujeres”
, explica la Dra. Allen.
La diabetes gestacional ocurre cuando el cuerpo no puede producir suficiente insulina para
regular los niveles de azúcar en la sangre durante el embarazo.
Hay algunas mujeres que ya llegan al embarazo con diabetes, algunas con diabetes tipo 1
— autoinmune y relacionada con la genética — y otras con diabetes tipo 2 relacionada con
la dieta, la actividad física y el peso”
, dice la Dra. Allen.
Aunque la diabetes gestacional a menudo se resuelve después del parto, es importante
comprender sus implicaciones.
“Un factor importante de saber sobre la diabetes gestacional es que, después del
embarazo, durante el transcurso de la vida, hay un mayor riesgo de que la paciente
desarrolle diabetes tipo 2 en el futuro”
, explica.
Ciertos factores pueden aumentar la probabilidad de desarrollar diabetes gestacional, que
incluyen:
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Tener historia familiar de diabetes.
Tener sobrepeso antes del embarazo.●
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Tener más de 25 años.
Tener una historia de síndrome del ovario poliquístico.
Haber tenido diabetes gestacional en un embarazo anterior.
Los exámenes prenatales de rutina generalmente identifican la diabetes gestacional entre
las 24 y 28 semanas de embarazo. Esa es una de las razones por las que la Dra. Allen afirma
que los exámenes preventivos son importantes.
“La razón por la que recomendamos la atención prenatal es para detectar algunas de estas
afecciones y anticipar cosas que podrían llevar a una mujer a una complicación durante el
embarazo. Un ejemplo es la presión arterial alta. También puede ser, por ejemplo, un
impacto en el control de la glucemia o del azúcar durante el embarazo, como la diabetes”
,
explica.
La diabetes gestacional puede tener consecuencias tanto para la madre como para el bebé
si no se maneja adecuadamente. Puede ser que haya un mayor riesgo de macrosomía, es
decir, aumento del peso al nacer, parto prematuro o niveles bajos de azúcar en la sangre
después del parto. Para la madre, puede ocurrir un aumento en el riesgo de preeclampsia,
parto por cesárea y desarrollo de diabetes tipo 2 en el futuro.
El control de esta afección implica una serie de cambios en el estilo de vida y, en algunos
casos, intervención médica. La Dra. Allen recomienda:
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Ajustes en la dieta: Pruebe una dieta equilibrada con frutas,
verduras, vitaminas y minerales, y controle el tamaño de las
porciones para ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre.
Monitoreo de los niveles de azúcar en la sangre: Los chequeos
frecuentes ayudan a asegurar que los niveles se mantengan dentro
de un rango seguro. A veces puede ser necesario el uso de
insulina u otros medicamentos para mantenerlos controlados.
Asistir a las consultas prenatales regulares: Estas consultas
permiten a los profesionales de atención médica monitorear tanto a
la madre como al bebé para detectar posibles complicaciones.
Mantenerse activa: No subestimes el poder de una caminata.
“Caminar, incluso durante 30 minutos la mayoría de los días de la semana, que se puede
dividir en períodos de 15 minutos, o incluso de 10 minutos, puede marcar una gran
diferencia en la disminución de las posibilidades de desarrollar diabetes en el embarazo”
,
dice la Dra. Allen.