Puede que se trate de un objeto, alguna semilla e incluso un insecto. El punto es que tener un cuerpo extraño en el oído es un asunto que además de molesto, provoca ciertos problemas adicionales al individuo que lo padece.
Así pues, es probable que en algunos casos no se presenten mayores signos de alarma. Sin embargo, en otros puede haber dolor, secreciones, infecciones, mareos e incluso pérdida de la capacidad auditiva (hipoacusia).
Sin duda, esta situación puede presentarse de manera fortuita a cualquier edad. No obstante, la mayoría de estos casos se presentan en niños pequeños, algunos a consecuencia de alguna actividad específica, un juego o por simple curiosidad del infante.
¿Qué hacer y qué se debe evitar?
En primer lugar, es importante conservar la calma y tratar de identificar el tipo de objeto, aún cuando en ocasiones en algo difícil de lograr. Luego de esto, si se determina que es posible removerlo, puedes optar por alguna de las siguientes técnicas de primeros auxilios:
Retira el objeto cuidadosamente con una pinza, siempre y cuando éste no se ubique muy profundamente y pueda existir riesgo de afectación del tímpano.
En caso de identificar un insecto, aplica una leve cantidad de aceite en el conducto afectado, colocando primeramente al paciente con el oído hacia arriba (hay que tener en cuenta que esto no puede hacerse si el individuo tiene tubos de ventilación en el tímpano).
Por el contrario, si el objeto no logra salir con estos procedimientos o bien no ha sido posible identificarlo con facilidad, lo más conveniente es visitar a un especialista y bajo ningún concepto se debe:
Introducir objetos de cualquier tipo para intentar remover el que ya se encuentra atrapado (alfileres, fósforos, palillos, entre otros), los cuales pueden empeorar la situación.
Irrigar el oído con cremas u otras soluciones para intentar que el objeto se afloje.
Extracción de cuerpo extraño en el oído por parte de un especialista
Cuando en definitiva no es posible retirar el objeto alojado en el interior del conducto auditivo, el especialista realizará una exploración para identificar de qué se trata.
A partir de dicha revisión el profesional hará uso de la técnica e instrumental que considere apropiado según el caso, entre los cuales se pueden citar los siguientes:
Irrigación con agua o solución salina.
Pinza común, fórceps o gancho.
Sonda de aspiración con punta blanda.
Sin embargo, la selección del instrumento adecuado también obedece a ciertas variables que de igual manera son detectadas durante la exploración; entre ellas:
Tipo de cuerpo extraño identificado y sus características.
Condición del tejido circundante (conducto auditivo).
Condiciones generales del paciente (edad, afectación emocional…)
Por último, a pesar de ser común en niños más no en adultos, es posible que algunos pacientes requieran sedación a la hora de practicar la extracción.
¿Cuáles son las posibles complicaciones?
Evidentemente, es de esperar que las molestias luego de presentarse un cuerpo extraño en el oído, desaparecerán al removerlo. Aun así, en algunos pacientes hay complicaciones; en cuyo caso, las principales causas son:
Perforación de la membrana timpánica y/o lesiones en el conducto; lo cual pudo ser provocado por el mismo objeto o durante alguno de los intentos de extracción.
Infecciones a causa del uso de alguna solución, contacto con agentes contaminantes o por acumulación de secreciones.
Por último, es importante aclarar que cualquier cuerpo extraño debe ser removido del canal auditivo tan pronto como se conozca su presencia.
Adicionalmente, esta región es en extremo sensible, por lo que los intentos reiterados de extracción pueden provocar inflamación y otras lesiones con facilidad.
Así pues, una vez más el llamado es a consultar cualquier duda con el especialista y evitar la automedicación.