POR: DAVID PEREZ ALVEAR
La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223, fue realizada por San Francisco de Asís en Greccio, Italia.
La escena del nacimiento de Cristo no fue representada con figuritas y miniaturas de objetos cotidianos, como hacemos actualmente, ni con personas, aunque para la ocasión San Francisco sí utilizó animales. Estos animales ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma, en el año 1877.
Antes de la celebración de Greccio, existen muchos antecedentes de representación plástica del nacimiento de Jesús, tanto en las catacumbas romanas (lo que da idea de su relación con el cristianismo primitivo), como en las iglesias y otros lugares relacionados con el culto religioso cristiano.
Los belenes se consolidaron como tradición en la península itálica y fue pasando al resto de Europa, al principio como práctica eclesiástica, posteriormente aristocrática y finalmente popular. Sucedió de esta forma en España, ya que cuando, a mediados del siglo XVIII el rey de Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España, promovió (junto a su esposa, María Amalia de Sajonia) la difusión de los nacimientos entre la aristocracia española, llegando posteriormente a la práctica popular en la toda España y en América.
En América los franciscanos ocuparon su lugar y usaron los belenes como método de evangelización. Allí son habitualmente anacrónicos, ya que incluyen animales y plantas americanas, como los guajolotes, magüeyes y nopales, pero que recuerdan el carácter rural de la escena.
A partir del siglo XV, se generalizó la costumbre del belén. En 1465, en el Renacimiento, se fundó en París la primera empresa fabricante. En Alcorcón, se creó el primer taller belenista peninsular en 1471, y tenía influencias de Inglaterra que no llegaron al taller belenista hasta 1501. Con el paso de los años se iniciaron a fabricar la república de Siena, España y Portugal.
A partir del siglo XIX se documentan las primeras Asociaciones Belenistas, algunas de estas fueron la de Wenns (Tirol, Austria), en 1860 y la de Barcelona.
MI BELEN
Mi pasión por el Belén inició desde mi infancia. Uno de los nacimientos tradicionales en la ciudad de Panamá es el que se encontraba en una casa, a la entrada del Camino Real de Bethania (Desde la Ave. Simón Bolívar), que tomaba un estacionamiento completo su colorido y dimensiones robaron mi atención.
Durante la infancia, por motivos familiares, viajé a España, donde descubrí una nueva dimensión de lo que en Panamá llamamos “El Nacimiento”. En España expertos maestros artesanos, artistas, arquitectos y apasionados aficionados, construían escenas completas que nada tenían que me hacían soñar.
Mi Nacimiento actual se coloca dentro de la sala, ocupa el área de 2 mesas comedor, para 6 personas cada una.
Ciertamente no es el más grande, ni de lejos, con otros en Panamá, pero sí que cuenta con una infinita cantidad de escenas.
Su principal elemento diferenciador, es que los nacimientos tradicionales Panameños en su mayoría no son “bucólicos” (Campestre). Es algo que ha procurado a toda regla, replicar un escenario histórico en el Israel del año cero, tomando en cuenta, arquitectura, geografía, recursos tecnológicos, vegetación, alimentos, animales y demografía.
Esta es mi pasión, y por eso he hecho a mano, el terreno, iluminación, fondo, las edificaciones, así como muchos muebles, comida, herramientas y todo tipo de accesorio.
La inversión en compartir una ilusión no es menor, he importado poco a poco piezas pintadas a mano traídas de Italia, cuyo molde original fue hecho en terracota, por un maestro imaginero italiano, y acabada con pintura a mano, algo excepcional en un mundo tan industrializado… Porque mi corazón pide que sea aún más especial, he adquirido piezas de edición limitada y complementado las escenas con miniaturas importadas de España, para cubrir áreas a donde mis habilidades aun no llegan.
Son más de 150 piezas, entre hombres mujeres, niños, bebes, ángeles y animales; Cabe destacar la presencia en un sacerdote judío, un matrimonio, un discapacitado, vecinos hebreos, caucasianos como africanos… oficios tradicionales de la época, soldados mercaderes y hasta prostitutas.
Como dato curioso, todos los años realizó un evento denominado “El Belén Shower” donde aficionados, amigos y familiares, vienen a descubrir mi puesta en escena anual; cada año escribo unas palabras contando las innovaciones realizadas, así como respondiendo a nuevas preguntas que surgen.
Antes de despedirme me gustaría hacer mención al pesebre más bonito que he visto en Panamá: “La Capilla de la Natividad” en Boquete; También me gustaría mencionar los Nacimientos más espectaculares que he visto en nuestro país, El de la Iglesia de San José, San Felipe Neri, Nuestra Señora de la Merced, y San Francisco de Asís. Todos en el Caso antiguo.
En Panamá hay muchos Belenistas, aunque muchos no lo saben que lo son, sueño con que algún día exista una asociación, como las hay en otros países.