El camino hacia la pérdida de peso no es lineal, tiene sus idas y vueltas, está lleno de desafíos que pueden generar frustración y desánimo, como al enfrentarnos con el fenómeno conocido como “meseta de pérdida de peso”, es una etapa en la que, a pesar de seguir haciendo lo correcto, el peso se mantiene estable. Esta situación es particularmente desalentadora y requiere ajustes en el enfoque para superar el estancamiento. La clave es tener una buena valoración personalizada y orientada a las posibles condiciones personales que no nos permiten perder peso. Alguna de las causas comunes que llevan a una frustración a la hora de buscar una perdida peso:
Expectativas irreales: Muchas personas se frustran cuando no logran alcanzar un “peso ideal” o un cuerpo “perfecto” en un corto período de tiempo. Es importante establecer metas realistas y enfocarse en la mejora continua de la salud.
Falta de paciencia: Perder peso de manera saludable lleva tiempo y requiere perseverancia. Las frustraciones pueden surgir cuando los resultados no son inmediatos, pero es crucial mantener un enfoque a largo plazo.
Estigma social: Lamentablemente, todavía existe un estigma social hacia las personas con sobrepeso u obesidad. Esto puede llevar a sentimientos de vergüenza y desmotivación. Es fundamental crear un entorno de apoyo y evitar juzgar a los demás por su apariencia física.
Cada cuerpo es único
Es importante reconocer que no todos los cuerpos son iguales y que cada persona requiere un enfoque personalizado para perder peso de manera saludable. Factores como la genética, el estilo de vida, las condiciones médicas y los medicamentos pueden influir en la pérdida de peso.
Los profesionales de la salud deben evaluar cada caso individualmente y diseñar un plan de tratamiento adecuado. Esto puede incluir una combinación de actividad física, plan nutricional y, en algunos casos, tratamiento farmacológico.
Esta última opción es viable para muchas personas que luchan contra la obesidad. Estos medicamentos no son una solución mágica, pero pueden ser un complemento efectivo a los cambios en la dieta y el estilo de vida. La variedad de medicamentos o tratamientos farmacológicos que existen actualmente para el manejo de la pérdida de peso es amplia, por lo que siempre se debe buscar la mejor opción para cada paciente enfocado en su historia personal de enfermedades preexistentes, de esta manera se evitará la frustración por un tratamiento fallido. Comúnmente escuchamos “a mí no me funciono lo que tú tomaste”, cada evaluación debe ser orientada a elegir la mejor opción según la historia personal del individuo. Y con el debido seguimiento para procurar una respuesta satisfactoria y así estimular la motivación de seguir adelante con determinado plan, incluso a medida que se va obteniendo el resultado se puede ir variando el tratamiento para evitar que se pause la pérdida de peso
Es importante destacar que el tratamiento farmacológico no es adecuado para todos y debe ser recetado por un profesional de la salud después de una evaluación personalizada. Además, la eficacia de estos medicamentos depende en gran medida de su uso en combinación con cambios en la dieta y la actividad física.
La actividad física es uno de los pilares fundamentales en cualquier plan de pérdida de peso. No solo ayuda a quemar calorías, sino que también mejora la salud cardiovascular, aumenta la masa muscular y mejora el estado de ánimo.
El ejercicio aeróbico, como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta, es especialmente efectivo para mejorar la salud del corazón. El entrenamiento de fuerza, que incluye levantamiento de pesas o ejercicios con resistencia, también es crucial; pero hasta para realizar rutinas de ejercicios debe tomarse en cuenta la condición de casa individuo y sus afectaciones previas de salud para evitar ocasionar una exacerbación clínica del estado de salud. Si ya se cuenta con una condición limitante funcional de la columna, rodillas entre otras debe buscarse de personalizar la rutina orientada a evitar una mayor lesión
Es fundamental elegir una actividad física que sea placentera y sostenible a largo plazo. Muchas personas abandonan el ejercicio porque lo ven como una tarea tediosa. Incorporar actividades que se disfruten, como bailar, practicar deportes o hacer senderismo, puede hacer que el ejercicio sea una parte natural y agradable de la rutina diaria.
El plan de alimentación es quizás el componente más crucial en cualquier estrategia de pérdida de peso, pero es importante tomar en cuenta, que no todas las dietas le funcionan a cualquier individuo, debe ir de mano con la historia de enfermedades gastrointestinales previas, sus alergias preexistentes, sus problemas metabólicos entre otros, para así disminuir el riesgo de fracaso en el logro de la pérdida de peso
Una dieta baja en calorías no significa necesariamente comer menos, sino comer mejor. Es esencial evitar las dietas extremadamente restrictivas que eliminan grupos enteros de alimentos, ya que pueden llevar a deficiencias nutricionales y no son sostenibles a largo plazo. La clave está en la moderación y el equilibrio, asegurando que el cuerpo reciba todos los nutrientes necesarios para funcionar correctamente mientras se reduce la ingesta calórica total.
Entender y aceptar estas frustraciones como parte del proceso es crucial. Es importante ser amable consigo mismo, celebrar cada pequeño logro y estar dispuesto a realizar los cambios necesarios.