En la actualidad, existe una tendencia a apropiarse de frases y términos como “ámate como eres”, “acéptate a ti mismo” y “lo importante es lo que llevamos por dentro”, entre otros. También hemos escuchado a padres vanagloriarse de que su bebé está saludable por que está gordito (sobrepeso) ó a muchas abuelas quejarse de su nieto adolescente porque parece enfermo al estar delgado (normopeso).
Sin embargo, desde un punto de vista más objetivo, debemos considerar que, a partir del nacimiento, el ser humano cumple con ciertas características genotípicas así como fenotípicas, y el peso no escapa de ellas. Los pediatras nos corroboran que los rangos normales de peso en los recién nacidos se encuentran entre los 2500 gramos y 4000 gramos. Cuando el peso es excesivo, hablamos de un bebé macrosómico, y esta condición puede devenir en ciertas enfermedades.
Extrapolando esta situación a adolescentes y adultos, encontramos que personas con Índices de Masa Corporal (IMC) elevados a expensas de grasa corporal son más propensas a sufrir enfermedades que acortan nuestra expectativa de vida.
No es de extrañar oír en la consulta a muchos pacientes decir “que aún con sobrepeso, estoy saludable”. A estos pacientes que generalmente se niegan a cambiar sus hábitos alimenticios, ya sea porque se realizaron una batería de exámenes que arrojaron resultados dentro del rango normal, podemos decirles que nuestro organismo es inteligente; está trabajando al máximo, librando una batalla para mantener óptimos nuestros mecanismos de compensación. Sin embargo, esto no es infinito, y en algún momento cederá. No es raro que, con el tiempo, estos “gorditos saludables” desarrollen hipertensión, resistencia a la insulina, diabetes, enfermedades osteomusculares o cardiovasculares entre otras.
En las últimas décadas, estamos acostumbrándonos a utilizar eufemismos para nombrar la obesidad. Lejos de las connotaciones peyorativas con las que tampoco debemos comulgar, existe una gran realidad: atravesamos una pandemia en la cual se pone en palestra la importancia de llevar un estilo de vida saludable y un peso adecuado.
Es hora de revisar nuestros hábitos alimenticios, hacer una evaluación de lo que comemos y organizarnos a la hora de reunirnos con nuestros familiares y amigos con la finalidad de convertirnos en agentes multiplicadores.
Es usual que una parte de la población insista en que las libras que llevamos solo tienen que ver con el aspecto físico. Mas no podemos obviar que existen cifras que avalan la relación entre la obesidad y ciertas patologías. Idealizar el sobrepeso es la mejor manera de llegar a la obesidad, por lo que es recomendable tomar medidas a tiempo, indistintamente del grupo etario. La obesidad no es solo un tema de autoestima; nos enfrentamos a una enfermedad real que de avanzar podría incurrir en un síndrome metabólico.
El sobrepeso y la obesidad tienen muchos factores en contra. Primero está la falta de conexión y solidaridad por parte de la sociedad. Segundo, la falta de empatía de muchas aseguradoras hacia estos pacientes, reflejada en el poco o nulo auxilio que brindan cuando necesitan cobertura para tratamientos efectivos y necesarios para lograr una pérdida de peso exitosa.
Por todo lo antes mencionado, es natural que muchas personas tiendan a normalizar esta silenciosa patología, que va en aumento a medida que transcurre el tiempo. Es importante recordar a todas las personas que, desde que alcanzamos la independencia, tenemos un compromiso con nuestra salud.
No nos engañemos frente a la cruda realidad: La obesidad no es saludable ni aceptable. Aquellos individuos que no tomen las medidas necesarias, comprometerán su salud. Tampoco olvidemos que nuestro sistema adolece de la medicina preventiva y lo cierto es que las enfermedades no esperan.
En conclusión, la obesidad es una patología compleja, no solo por su manejo, sino por lo que implica. Esta dejó de ser un factor de riesgo para convertirse en una enfermedad, y por lo tanto, hay que manejarla como tal. No debemos ser permisivos con aquel paciente que entra por la puerta de nuestro consultorio alegando que tiene un grado de obesidad pero refiere estar saludable, o que dice quererse como es. Si bien es cierto que cada individuo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, también es cierto que como profesionales de la salud, es nuestro deber dar el ejemplo, orientarlos y ofrecerles las opciones de tratamiento disponibles para combatir esta enfermedad.
La sociedad no necesita conflictos, Necesitamos acción y responsabilidad. Si tienes sobrepeso o algún grado de obesidad es hora de informarte acerca de las nuevas tendencias para el control del peso y optar por alguna actividad física que sea de tu predilección.
No romantices la obesidad. ¡Despierta y toma el control de tu salud antes de que sea demasiado tarde!.
Dr. Yan Mendoza Adams Especialista en medicina del trabajo y ambiental
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