Durante el embarazo el útero va creciendo y desplazando los órganos del abdomen lo cual provocará malestares que serán esperados y en algunas ocasiones pueden requerir una intervención.

Las infecciones urinarias son unas de las complicaciones más comunes durante el embarazo, representando cerca de un 8%.

Para comprender mejor las enfermedades urinarias que pueden ocurrir en esta etapa es importante conocer algunos cambios por los cuales pasarán los órganos de la madre.

Los riñones, que son los filtros por los cuales pasa toda la sangre para limpiarse y eliminar los productos de desecho del cuerpo a través de la orina, aumentan su tamaño ya que aumenta la cantidad de sangre que será filtrada, o sea, su trabajo aumenta en un 40-50%.

Además, por acción de la progesterona, una hormona que eleva sus cantidades durante el embarazo sucederá una dilatación de las estructuras colectoras del riñón y del uréter. Estas estructuras son la parte interna del riñón por donde la orina producida se va a acumular y transportarse a la vejiga por medio de un tubo muy delgado, el uréter.

Estos cambios pueden comenzar a notarse desde la mitad del segundo trimestre aproximadamente a las 28 semanas y puede desaparecer hasta 4-6 semanas luego de finalizado el embarazo.

También es normal y esperado que del lado derecho estos cambios sean más pronunciados que del lado izquierdo.

Estos cambios pueden producir infecciones urinarias pues la orina va a descender mucho más lento y su contenido se sedimentará, aumentando el riesgo de enfermedades como:

Infecciones urinarias:
Esta es una de las condiciones más comúnmente encontrada en embarazadas, principalmente entre las semanas 6 a 24.
Se caracteriza por dolor, ardor, molestia al orinar, apariencia turbia y orina de mal olor.
De las infecciones urinarias, la pielonefritis que es cuando se inflama el riñón es una causa no obstétrica común de hospitalización de embarazadas. Y complica 1-2% de los embarazos.
Aumenta el riesgo de labor de parto pretérmino, ruptura prematura de membranas, preeclampsia y bajo peso al nacer.
Por lo que desde el principio del embarazo durante los controles prenatales se realizarán exámenes de orina y cultivos para encontrar si hay bacterias en la orina y tratarlas con antibióticos antes que puedan producir una infección con potencial de complicarse.
Reflujo vesicoureteral:
Esto significa que la orina puede regresarse de la vejiga a los riñones a través del uréter, lo cual no es normal y aumenta el riesgo de infecciones urinarias complicadas asociadas a fiebre, escalofríos, pérdida de apetito, dolor abdominal.
Cálculos renales:
Durante el embarazo por diversos factores físicos y hormonales los riñones excretarán mayor cantidad de sodio, calcio y acido úrico los cuales contribuyen a la formación de piedras en los riñones.
Además, en esta etapa se va haciendo más difícil vaciar completamente la vejiga, lo cual hace que estos componentes se acumulen.

Tratar los cálculos no siempre es posible por el alto riesgo que representan las intervenciones quirúrgicas durante el embarazo, por lo que la mayoría de las veces se colocará un pequeño tubo llamado catéter doble J que permitirá el paso de la orina hacia la vejiga de manera adecuada y fluida a pesar que el cálculo se encuentre en el camino de modo que se alivia el dolor y la acumulación de orina y luego del embarazo se tratará el cálculo de manera definitiva.
Aumento en la frecuencia urinaria:
El crecimiento del útero comprimirá a la vejiga y otros órganos de soporte impidiendo que se pueda almacenar y retener tanta orina como era posible antes del embarazo.
Entonces tendrán ganas de orinar más frecuentemente y sentirán que su vejiga se llena con poca cantidad de orina y esto va aumentando su intensidad a medida que avanza el embarazo.
Una forma de manejar la situación es tomando líquidos en porciones medidas y evitar bebidas que tengan efectos diuréticos.
Incontinencia urinaria:
El escape de orina involuntario aumenta a medida que avanza el embarazo y las causas son similares a las del aumento de la frecuencia urinaria.
Principalmente se trata de una incontinencia urinaria de esfuerzo o sea que ocurren al toser, estornudar, reírse o hacer algún tipo de esfuerzo abdominal (levantar un peso) esta incontinencia puede durar algunas semanas y hasta meses después de finalizado el embarazo.
Es importante informar a tu medico si estos escapes de orina se van manteniendo para que seas referida al urólogo para el manejo de esta.

Para evitar las complicaciones debes mantener una adecuada hidratación con volúmenes de agua controlados, acudir a los controles prenatales para el manejo de las infecciones urinarias.
Informar a tu médico tratante si presentas señales de alerta como dolor intenso en uno de los lados de la espalda baja, fiebre, escalofríos, orina con mal olor o aspecto turbio.

El manejo correcto y oportuno disminuirá el riesgo de complicaciones en la madre y su bebé.

Dra Claudia González Alfano
Cirujana Uróloga
Endourología, Laparoscopia y Cirugía Robótica.

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