El deporte hace grande a la nación y el deportista es la mejor apuesta en cada zancada
Sadros Copete, el hombre detrás de decena de nuevos atletas, un soñador que busca de mejores días para el atletismo en el país, llevaba en su piel las marcas del esfuerzo que mantiene vivo el deporte. Las vallas eran su vida, su razón de ser y Dios, su compañero silencioso en cada reto que vivió cuando se abre campo en competencias nacionales e internacionales.
En el año 1998, en la tierra de los volcanes y los lagos, Sadros se enfrentó a su primera competencia nacional. Tenía 17 años y un corazón lleno de sueños cuando participa por primera vez en una competencia Juvenil en Nicaragua. Un nuevo capítulo se inició en este momento el viaje en carretera, los días de hospedaje modesto, todo era parte del sacrificio por dejar su país en alto.
En el estadio, bajo el sol inclemente, las vallas aguardaban su sueño por traer el oro a Panamá; eran la razón por la que le llevaba a hacer sacrificios. Sadros, hoy trabaja en el club Saltamontes fundado por su padre, que al ver su pasión establece para apoyar el deporte en el que su hijo vivía con tanta pasión y en el que otros jóvenes podrían encontrar una forma de vida y enorgullecer a la nación.
Después de haber experimentado sus días en el deporte, competencias y las secuelas que deja lesiones y el propio desánimo trata desde este círculo, los chicos que disfrutan de este deporte y mantienen talento crezcan y que no se vean como estrellas fugaces, brillaban un instante y luego se apagaban. Sadros luchaba contra la corriente, buscando apoyo económico, para seguir su camino como formador de talentos en el que jóvenes, entre 14 y 19 años, pueden aspirar a lograr grandes cualidades y a romper su propia marca en atletismo.
En su mente, Panamá no es solo un país. Es una cuna de campeones, una cantera de campeones que requieren ser identificados, ser pulidos y llevados a otro nivel bajo el acompañamiento de una sociedad que requiere aspirar a lograr los sueños de nuestros jóvenes, aunque estos no cuenten con recursos ser llevados por el Estado, ya que al ganar medallas no es el deportista es su nación la que gana generosamente por el esfuerzo de sus atletas.
Sadros suena con ver a sus atletas en los podios internacionales, ondeando la bandera con orgullo. Aunque mira con tristeza que el atletismo sea visto como el último en la lista de deporte. En una nación en la que solamente mantenemos una medalla de oro olímpica, y esta rama no se toma con la seriedad y responsabilidad que eso amerita. Nuestros atletas con menos recursos dejan de participar por no contar con el respaldo y oportunidades y una mirada profunda que daría el éxito a este deporte entre nacionales forjaría el futuro.
Tal vez algún día, en un estadio lleno de aplausos, veremos a los atletas de Panamá cruzar la meta con la misma determinación que Sadros. Porque el atletismo no es solo correr; es un camino hacia la grandeza. Sadros, sigue inspirando a la juventud. Que tus hijas vean la responsabilidad, liderazgo y perseverancia que se alimentan en ese amor por el deporte. ¡Que la danza de los saltos, lanzamientos, vallas y carreras continúen para llenarnos de orgullo!