Por: Larissa Herrera R.
Periodista
La brisa fresca, lucecitas brillantes, la alegría en las calles y comercios se hace sentir una vez llega el mes de diciembre, un ambiente festivo sin duda invade el espíritu de grandes y chicos, hay celebraciones en familia, con amigos y hasta en el trabajo, pues es una época muy especial, que trae consigo ese amor por compartir.
Los panameños en su mayoría realizan muchas actividades en sus hogares porque ya se acerca un nuevo año también, entre las cuales podemos mencionar: comprar el arbolito, pintar las casas, colocar el nacimiento entre otras, pero en muchos pueblos celebrar las posadas navideñas forma parte importante del fervor católico y se organizan por lo menos con uno o dos meses de anticipación, las mismas se realizan durante 9 días, son novenas que comienzan el 16 de diciembre y culminan el 24 de diciembre, en Noche Buena.
Se recrea cada día ese peregrinaje que realizaron José y María desde Nazareth hasta Belén, en busca de un lugar para que naciera el niño Jesús, donde se representan distintos personajes como: el ángel Gabriel, la estrellita, los pastorcitos, y los reyes magos, también con mucha emoción se cantan villancicos mientras se camina para pedir posada, en algunos lugares se realiza en las casas y en otros en la iglesia, siempre se comparte una reflexión y una vez finalizada se disfruta de un brindis con dulces, comidas y bebidas, se dan obsequios también para los niños y niñas que participan.
Las posadas son de esas herencias, que con mucho cariño se transmiten de generación en generación para que no se pierdan, cada noche es curioso que los pequeñines manifiesten esos deseos que guardan en su interior, esperando que sean cumplidos, que el niñito Jesús los escuche porque es navidad. Las panderetas suenan una y otra vez, al igual que las maracas, que se ponen en armonía con cada aplauso y las voces elevan las notas de cada canción interpretada.
Sin duda, las tradiciones son parte de la identidad de un pueblo y la temporada navideña siempre será muy esperada, es una preparación de corazones, donde la unión de unos con otros crea un ambiente de hermandad y se vive con esperanza que se cumpla cada anhelo.